Chuck Berry - The Legend

miércoles, 28 de enero de 2015

¿POR QUÉ NO SOY CRISTIANO?/ 2 - BERTRAND RUSSELL


    [...] Ahora, ¿qué es el "vicio" en la práctica? En la práctica es una clase de conducta que disgusta al rebaño. Llamándola vicio y elaborando un complicado sistema ético en torno de este concepto, el rebaño se justifica al castigar a los objetos de su disgusto, mientras que, ya que el rebaño es virtuoso por definición, pone de relieve su propia estimación en el preciso momento en que libera sus impulsos de crueldad. Esta es la psicología del linchamiento, y de los demás modos en que se castiga a los criminales. La esencia del concepto de virtud reside, por lo tanto, en proporcionar una salida al sadismo, disfrazando de justicia la crueldad.
    El concepto de virtud de la Iglesia es socialmente indeseable en diversos aspectos; el primero y principal por su menosprecio de la inteligencia y de la ciencia. Este defecto es heredado de los Evangelios. Cristo nos dice que nos hagamos como niños, pero los niños no pueden entender el cálculo diferencial, los principios monetarios, o los métodos modernos de combatir la enfermedad. El adquirir tales conocimientos no forma parte de nuestro deber, según la Iglesia. La Iglesia ya no sostiene que el conocimiento es en sí pecaminoso, aunque lo hizo en sus épocas de esplendor; pero la adquisición de conocimiento, aun no siendo pecaminosa, es peligrosa, ya que puede llevar al orgullo del intelecto y por lo tanto a poner en tela de juicio el dogma cristiano. [...]
    Con nuestra actual técnica industrial podemos, si queremos, proporcionar una existencia tolerable a todo el mundo. Podríamos asegurar también que fuera estacionaria la población del mundo, si no lo impidiera la influencia política de las Iglesias que prefieren la guerra, la peste y el hambre a la contraconcepción. Existe el conocimiento para asegurar la dicha universal; el principal obstáculo a su utilización para tal fin es la enseñanza de la religión. La religión impide que nuestros hijos tengan una educación racional; la religión impide suprimir las principales causas de la guerra; la religión impide enseñar la ética de la cooperación científica en lugar de las antiguas doctrinas del pecado y el castigo. Posiblemente la humanidad se halla en el umbral de una edad de oro; pero, si es así, primero será necesario matar el dragón que guarda la puerta, y este dragón es la religión. [...]
    Yo creo que cuando muera me descompondré y no sobrevivirá nada de mi ego. No soy joven, y amo la vida. Pero despreciaría el temblar de terror ante el pensamiento de la aniquilación. La dicha es igualmente verdadera aunque tenga que tener un fin, y el pensamiento y el amor no pierden su valor porque no sean eternos. Muchos hombres se han mostrado orgullosos en el patíbulo; seguramente el mismo orgullo puede enseñarnos a pensar realmente en el lugar del hombre en el mundo. [...]
BERTRAND RUSSELL

Continuará...

6 comentarios:

carlos perrotti dijo...

No estoy de acuerdo que no haya sobrevivido nada de él. Todavía creo que la religión es la cabeza de la serpiente.

Juan Nadie dijo...

Desde luego que sobrevive Russell, y pervive. Habrá que seguirle recordando por mucho tiempo, como debemos seguir recordando a los librepensadores de todas las épocas.

marian dijo...

Estando de acuerdo, los católicos, actualmente (aunque quedan retrógrados y fanáticos), son una "serpiente" menos venenosa que otras.

marian dijo...

Lo más perverso de las religiones, de sus dirigentes, es la pretensión (y que han conseguido) de apoderarse de las virtudes (y miserias) humanas, de valores que son universales; otorgándose un poder divino que realmente es un poder político para controlar a la gente, valiéndose del miedo y la manipulación.

marian dijo...

Y que por ese control han vendido al mismo Dios.

Juan Nadie dijo...

Russell explica muy bien que las pretendidas virtudes de hacen gala los católicos actuales, tuvieron que sacárselas con escalpelo y con mucho esfuerzo y sangre los librepensadores de antaño.