Chuck Berry - The Legend

viernes, 28 de junio de 2019

EL PODER A CUALQUIER PRECIO


En ello andamos en España últimamente, y me temo que tendremos para rato.
No sé si en todas partes cuecen habas, pero aquí estamos empezando a hartarnos de tanta leguminosa de medio pelo.

Del desarreglo al colapso

En estos días, en estos años, y quizás en los que vienen, los españoles han confirmado que la política no es el arte de lo posible, sino el arte de elegir entre lo catastrófico y lo intolerable; incluso de esa manera, se llega, si no al colapso, sí al desbarajuste. Después de la pax bipartidista, la nación gira alrededor de cuatro partidos estatales y el doble de nacionalistas, que proponen un plan de desintegración y confirman que España sigue estando a medio hacer. La última democracia nos ha convertido en europeos de pleno derecho aunque la política sigue siendo sectaria y fanática, con pocas ideas y mucho marketing; más que temperamental, visceral. "El español -escribió Julio Camba- es poco amigo de pensar, pero si piensa no hay otros pensamiento más que el suyo".

El PSOE, republicano y radical, es hoy el de la nueva Restauración, el partido del orden que pide a los otros que se alejen de extremos y radicalidades, pero los otros temen que él pacte con el desorden del supremacismo. Juan Carlos Girauta dice que Pedro Sánchez es un político marcado por un terrible espíritu revanchista. "Su portavoz en el Senado nos llama perros. Su portavoz en el Congreso, fascistas". El viejo partido socialdemócrata ha sido rescatado de la insignificancia por un personaje extraño, con aquel carácter soberbio, terco, cruel de los corsos, que cuando llegaban al poder decían «promete todo y no cumplas nada». Pedro Sánchez es un tipo duro, tirando a borde, nada castizo a pesar de haber nacido en el Foro, deportista, galán de cumbres, que ha ganado las legislativas, las europeas, las autonómicas y las locales. A ver quién le tose. Y sin embargo le tosen, le están atrancando la investidura y él reconoce que la situación es complicada al faltarle siete u ocho diputados para completar su égida triunfal. Necesita los escaños de Podemos para formar una mayoría, pero menosprecia a los podemitas, les niega sentarse a la izquierda de Dios, y exige la abstención de Ciudadanos o el PP. Según los dirigentes de esa izquierda, lo patético no es que siga presionando a Albert Rivera para que Podemos no entre en el Gobierno y le amenace con las siglas de Errejón si hay nuevas elecciones, lo patético es que con su soberbia desbocada, olvide que está en Moncloa por la moción de censura organizada por Pablo Iglesias, y por las medidas populares que se adoptaron en la campaña electoral desde Moncloa. Pero Pedro Sánchez ya ha aprendido que los políticos no deben preocuparse de tener fama de duros ante la dureza de una situación. Deben de preocuparse de ocupar el poder.
RAÚL DEL POZO
El Mundo, 27/6/2019

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