Bueno, pues lo que parecía imposible ocurrió.
Barak Obama, descendiente de africanos y perteneciente a la comunidad afroamericana de los Estados Unidos, ocupará la Casa Blanca dentro de 76 días.
Uno, que no presume de analista político - ni los dioses lo permitan- , acabó aburriéndose de explicar a quien quisiera escucharle por qué estaba convencido de que Obama se llevaría de calle las elecciones, como así ha ocurrido. Sólo que es complicado luchar contra el antiamericanismo visceral y rancio, esa especie de achaque cultural e intelectual que sufrimos los europeos desde hace ya demasiado tiempo. Unos más que otros.
El pueblo americano tiene fama de ser un pueblo puritano y conservador. Quizá lo sea, pero yo niego la mayor. Estados Unidos es un país joven, muy joven, apenas 250 años, y como tal arriesgado. De pronto puede descolgarse con cosas como estas. ¿Quién habría pensado hace solamente un año que un afroamericano ocuparía la presidencia? Creo que debe estar en los genes del americano medio el espíritu pionero que impulsó a sus antepasados a conquistar la tierra que se les ofrecía. A costa de los indígenas, también es verdad. Sin ese espíritu, ¿habría ganado las elecciones un tal John F. Kennedy? Por cierto, dicho sea de paso, Estados Unidos es el único país del mundo que siempre ha sido una democracia.
No nos engañemos, lo que ocurra en América tendrá su consecuencia en el resto del mundo, nos guste o no. No hace tanto tiempo una historiadora española, cuyo nombre lamento no recordar, decía que continuamos viviendo en Roma. Totalmente de acuerdo. Hoy Roma está en Washington, y nosotros seguimos siendo provincia. Cuanto antes asumamos esto, mejor nos irá, Sr. Rodríguez Zapatero.
"El cambio ha llegado a América", ha dicho Obama. Veremos.
Barak Obama, descendiente de africanos y perteneciente a la comunidad afroamericana de los Estados Unidos, ocupará la Casa Blanca dentro de 76 días.
Uno, que no presume de analista político - ni los dioses lo permitan- , acabó aburriéndose de explicar a quien quisiera escucharle por qué estaba convencido de que Obama se llevaría de calle las elecciones, como así ha ocurrido. Sólo que es complicado luchar contra el antiamericanismo visceral y rancio, esa especie de achaque cultural e intelectual que sufrimos los europeos desde hace ya demasiado tiempo. Unos más que otros.
El pueblo americano tiene fama de ser un pueblo puritano y conservador. Quizá lo sea, pero yo niego la mayor. Estados Unidos es un país joven, muy joven, apenas 250 años, y como tal arriesgado. De pronto puede descolgarse con cosas como estas. ¿Quién habría pensado hace solamente un año que un afroamericano ocuparía la presidencia? Creo que debe estar en los genes del americano medio el espíritu pionero que impulsó a sus antepasados a conquistar la tierra que se les ofrecía. A costa de los indígenas, también es verdad. Sin ese espíritu, ¿habría ganado las elecciones un tal John F. Kennedy? Por cierto, dicho sea de paso, Estados Unidos es el único país del mundo que siempre ha sido una democracia.
No nos engañemos, lo que ocurra en América tendrá su consecuencia en el resto del mundo, nos guste o no. No hace tanto tiempo una historiadora española, cuyo nombre lamento no recordar, decía que continuamos viviendo en Roma. Totalmente de acuerdo. Hoy Roma está en Washington, y nosotros seguimos siendo provincia. Cuanto antes asumamos esto, mejor nos irá, Sr. Rodríguez Zapatero.
"El cambio ha llegado a América", ha dicho Obama. Veremos.
7 comentarios:
Una Casa Blanca para un Hombre Negro?
No sé qué pensar.
Curioso, ¿verdad?
Y tal vez dios salve a Obama, si los de seguridad no miran para otro lado.
Esa es otra, efectivamente.
"Hoy Roma está en Washington, y nosotros seguimos siendo provincia. Cuanto antes asumamos esto, mejor nos irá (...)."
Imperio, imperialismo. Al fin y al cabo lo que muchas personas quisiéramos que no ocurriera. No por ser antiamericanos viscerales y rancios sino por deseo de ser nosotros o nostras mismas.
¿Sería demasiado dos discusiones en la misma semana?
Lo que quiero decir es que tenemos que contar con ellos, porque es lo que hay, no que tengamos que someternos a nadie, por supesto. Creo que está muy claro.
Vale, Juan.
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