Incluso el autor de la frase. Y uno más. Ochenta y uno.
Son los años que ha conseguido cumplir quien ha sido para el cine español de los últimos cincuenta años continuo referente y seña de identidad: el gran Rafael Azcona, guionista irrepetible de un centenar de películas, muchas de las cuales figuran por derecho propio en la antología del cine español, incluso en el de otras latitudes, como Italia. "El Verdugo", "Plácido", "El pisito", "El cochecito", "Ana y los lobos", "Belle Epoque", "La lengua de las mariposas"... La lista es interminable.
Rafael Azcona había nacido en Logroño (no, si yo ya me fui de Logroño, diría más tarde). Comenzó su carrera como novelista, con obras como "Los muertos no se tocan, nene", adaptada para el cine por Marco Ferreri, y participó en varias revistas de humor, entre ellas La Codorniz. En 1959, adaptó, a modo de colaboración, la novela "El pisito" para la gran pantalla, y a partir de ahí todo seguido hasta hoy.
Escritor irónico e inclasificable, lo fue hasta su muerte: Manuel Vicent ha destacado la última ironía de Azcona, que murió el Domingo de Resurrección.
La presidenta de la Academia de Cine, Angeles González- Sinde, ha asegurado que con la pérdida de Rafael Azcona, desaparece uno de los más grandes escritores de cine de Europa, no sólo de España.
Sin ninguna duda. Descanse.
2 comentarios:
Siempre fue un fenómeno. Y además de una modestia a prueba de cualquier halago. A eso se le llama inteligencia.
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