Chuck Berry - The Legend

jueves, 3 de septiembre de 2015

EL FRACASO DE OCCIDENTE

Cuando queramos despertar será demasiado tarde.

El pequeño Aylan Kurdi, de nacionalidad siria, hallado en la playa de Bodrum, en la costa turca del mar Egeo - Fotografía: Nilüfer Demir (Reuters)
("La Humanidad se estrella en la costa")

El niño de la playa
Lo normal a los tres años es verlos en la orilla con el bañador y no vestidos. Lo normal es verlos dando saltos y no tumbados de este modo: boca abajo y de lado, como escuchando el latido de la tierra. Si es que ésta tiene todavía corazón.

Lo normal a los tres años es que te hagas el muerto y no que lo seas, que sea divertido mojarte, que prefieras las olas grandes a las pequeñas, que le pidas al hermano mayor que te entierre vivo para que saques la cabeza y después, con el cuerpo embadurnado en arena, corras muy deprisa hacia el mar.

Lo normal a los tres años es que poses para una foto en un lugar como este que ven y que nadie tenga que pixelarte la cara.

La fotografía de Nilüfer Demir ya forma parte del álbum migratorio de la infamia: un niño varado en la playa como si fuera un ballenato en pantalones cortos. Si querían una imagen que de verdad nos salpicara como el ácido, si querían una imagen evocadora del horror, aquí tienen una: para algunos críos el estío no es una tumbona; es una tumba.

Gallego & Rey - El Mundo, 03/09/2015

Cinco niños. Refugiados sirios. Ahogados en aguas turcas. Tratando de alcanzar la isla griega de Kos. Y este colofón que por fin nos lo explica todo: la imagen salvaje de este caído de pala y cubo.

¿Cuántos niños sin nombre se ha tragado ya el océano? ¿Llevaban una camiseta azul o una verde cuando se ahogaron? ¿Hicieron alguna vez un castillo de arena?

Me acuerdo de la subsahariana Josephine, que estuvo una semana dándole sus propios orines a su hija Chioma en una patera, de camino a Canarias, hasta que al séptimo día no resucitó. Me acuerdo de los que viven sin boya. Y también me acuerdo de aquella otra imagen cotidiana... Creo que tengo una foto tuya con una composición parecida, sólo que posando a gatas mirando al mar de Conil. Sonriendo. Lo normal a los tres años.

No vas a entender la fotografía. Pero quiero que la mires y no olvides una cosa: ya te he dicho mil veces, hijo, que en las playas de verano puede hacer un frío hondo y oscuro.
PEDRO SIMÓN - El Mundo, 03/09/2015

Ricardo - El Mundo, 03/09/2015

Quiero que todo el mundo vea lo que nos ha ocurrido en el país al que vinimos a refugiarnos de la guerra. Queremos que el mundo nos preste atención para que puedan impedir que esto les ocurra a otros. Que ellos [sus hijos y su esposa] sean los últimos.
ABDULLAH KURDI

Palabras de Nilüfer Demir


Actualización (06/09/2015):
Algunas razones del éxodo

8 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Como aquella foto de Kevin Carter en la que un buitre espera que un niño muera. Otro hecho imperdonable para nuestra humanidad... como se desprende del texto de Pedro Simón.

Juan Nadie dijo...

Me acuerdo de esa foto. Tremenda.

Imperdonable es calificativo que se queda corto. Pero no sé de qué nos extrañamos, si hemos estado alimentando esto durante decenios con nuestras políticas exteriores en ciertos países. Ahora no vale cerrar los ojos y adoptar la táctica del avestruz.

carlos perrotti dijo...

Es la pura y dura verdad. Nada que agregar.

Campurriana dijo...

Juan, no te has acercado demasiado al niño; ésta no es la fotografía protagonista de tantas y tantas entradas, tantos y tantos tuits...que se aproxima a una intimidad que debería quedar en intimidad, pienso yo.

También en tu post existen unas formas que recuerdan a esas exposiciones de antaño de las que hablaba en el saloncito. Cuando el respeto era respeto y el tiempo, tiempo. Cuando no saltaba cada dos por tres la imagen en primer plano del niño muerto y se mezclaba con populismos, con vacíos argumentales, con un morbo insoportable.

Es cierto. Siempre ha habido esto y siempre lo habrá. Lo que ocurre es que hoy se potencia de una manera especial por la rapidez que nos acoge y nos sobrecoge.

Que las muertes sirvan para algo. Si es así, entonces reconoceré que me he equivocado.

Campurriana dijo...

Pongo este comentario también en el saloncito.

Gracias por tu auto-cita. La mereces. Y mucho más.

Ripley dijo...

Hola por aquí Juan, solo para decir que estoy totalmente de acuerdo con el texto magnífico y también comparto tu opión. Yo si me acuerdo de todas las terribles imagenes que mencionas en el saloncito.

Pero lo mas terrible de esta necesaria entrada son las fotos; Abdullah ha perdido a sus hijos y esposa en unas circunstancias que no queremos creer posibles. Ahora y para mas dolor tal como escribió el poeta y cantó el cantante: "les cubre el polvo de una tierra extraña", ¿que fuerzas tendrá este hombre para vivir, cual será el motor que le impulse a levantarse cada mañana, a esforzarse por comer y no abandonarse para encontrarse con su familia?. Yo no encontraría ningún sentido a mi existencia como tampoco podría hacer ningún tipo de declaración pero por su boca hablan miles de personas. Me parece que sus palabras, increíblemente templadas en unos momentos tan durísimos tienen que servir exactamente para lo que pide, no le preocupa que todo el mundo vea, sino que lo pide expresamente en un grito que desgarra el alma, "que el mundo nos preste atención" pues "ojalá", -que es una palabra de origén árabe y significa literalmente "Dios lo quiera"- sean, si los hombres quieren y se lo proponen realmente los últimos. No es tiempo de reuniones extraordinarias sino de actuar, si no se hace, dentro de 50 años las personas se preguntarán horrorizadas como fue posible del mismo modo que nos interrogamos hoy acerca de lo sucedido durante la II guerra mundial.

Estas fotos y palabras resonarán en mi cabeza toda la vida.

Un abrazo Juan.

Juan Nadie dijo...

Como digo en tu saloncito, Campu, todas esas fotos, si recuerdas, salieron tal cual en su día en primera plana. Claro que entonces no se prestaban como ahora a tanta manipulación mediática. Vivimos en una sociedad completamente estupidizada, argumentalmente vacía, como dices. Es lo que hay.

Yo me quedo con lo que dice Abdullah.

Juan Nadie dijo...

El texto de Simón, Ripley, es inmejorable.

No puedo imaginar de dónde va a sacar fuerzas Abdullah para sobrellevar este horror, pero sus palabras son las de un hombre templado, aunque desesperado, y su llamada es un grito:
"que el mundo nos preste atención".

Gracias, Campu, Ripley, por pasaros por aquí. Estaréis siempre en vuestra casa.
Un abrazo.