Chuck Berry - The Legend

martes, 30 de octubre de 2007

¡QUIERO SER UNA ALMEJA!

La almeja pasmada
Científicos británicos han descubierto en Islandia, investigando sobre la incidencia del cambio climático en distintas especies, una almeja de... ¡405 años! Quiero ser una almeja.
Por lo visto, la edad de las almejas se conoce por la serie de líneas o marcas que van acumulando año tras año, un poco como los árboles.

De modo que nuestra amiga la almeja nació más o menos cuando Cervantes terminaba la 1ª parte del Quijote. Ha estado presente en la Guerra de los Cien Años, la Revolución Francesa y todas las revoluciones habidas y por haber, las Guerras Mundiales, etc, y no se ha muerto del susto, sino de vieja. Insisto, me gustaría ser una almeja.
A ver, díganme un poco: ¿no sería divertido para una almeja de mediana edad, digamos 300 años, contarles a sus compañeras más jóvenes que ella conoció otros tiempos, pongamos el siglo XXI, "en nada parecidos a los de ahora, jovencitas". Tiempos -diría- en los que las guerras eran en todo el mundo pan de cada día, en que millones de seres humanos morían de hambre sin que quienes podían remediarlo hiciesen gran cosa para ello; tiempos en que cada año se extinguían más de dos mil especies animales (gran susto de las almejas), sin contar con las vegetales, que... Tiempos, en fin, en que una pequeña parte de la población humana controlaba los recursos de la inmensa mayoría, etc.
Claro que es posible que no le creyesen (las almejas son muy suspicaces) porque está claro que para entoces nada de eso ocurrirá ya, ¿verdad que no?, los humanos aprendemos enseguida de nuestros errores y no tropezamos jamás dos veces en la misma piedra. Y si ocurre, a las almejas les da lo mismo, pobrecitas (¿no dijo alguien "tienes menos sensibilidad que una almeja"?).

Lo dicho, quisiera ser una almeja..., o almejo, si viene al caso.

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