Chuck Berry - The Legend

jueves, 28 de septiembre de 2017

CONTRA EL NACIONALISMO



Permítanme recordarles algunas frases de voces plenamente autorizadas que insertábamos hace casi tres años en "El Mito de La Taberna". Servían entonces y sirven ahora. Servirán siempre. Sobre todo ahora y aquí, donde va a producirse, si los dioses no lo remedian, el mayor despropósito de la democracia española.


El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad. 

Los nacionalistas no sólo no desaprueban los hechos atroces realizados por su bando, incluso tienen una capacidad increíble para ni siquiera oír hablar de ellos.

Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea.

El nacionalismo es la extraña creencia de que un país es mejor que otro por virtud del hecho de que naciste ahí. 

La ideología del siglo XXI debe ser el humanismo global, pero tiene dos peligrosos enemigos: el nacionalismo y el fundamentalismo religioso.

Amo demasiado a mi país para ser nacionalista. 

Nuestra verdadera nacionalidad es la del género humano.

Daría la mitad de mi vida para que los nacionalistas pudieran defender sus tesis, pero la otra mitad la necesito para batallar para que los nacionalistas no consigan lo que pretenden.

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

...Dejame sumar también, Juan, la enseñanza de Schopenhauer:

"Cuantas menos razones tenemos para enorgullecernos de nosotros mismos, más solemos enorgullecernos de pertenecer a una nación...”

O la ingenua "Imagine" que de muy pibe me enseñó a despreciar las ideologías... y el nacionalismo es la más desgraciada de todas ellas.

"Imagina a todo el mundo
viviendo día a día...
Imagina que no hay países,
no es difícil hacerlo.

Nada por lo que matar o morir,
ni tampoco religión.
Imagina a toda el mundo,
viviendo la vida en paz...

...Imagina a todo el mundo
compartiendo el mundo."

Y pienso también en el "Juan López y John Ward" de Borges. En fin. Ojalá que no. Vos me entendés.

Juan Nadie dijo...

Los dos textos suman perfectamente con los del post, más ahora que a algunos les ha entrado la manía de restar.

El de Borges, también:

"El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras."...

"Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel."

Como dices, ojalá que no.