











Radiografía del toreo en España
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Nueva actualización (29-07-2010):
No soy aficionado a los toros, pero su prohibición refleja la grave situación que atraviesa el país. Simboliza la tendencia de todos los partidos políticos de acabar con aquello que no les gusta. Es un síntoma de una sociedad represiva, histérica y, en cierto modo, totalitarista. Javier Marías
Mi abuelo era muy aficionado, conozco el mundo taurino, pero nunca me ha gustado. Visto fríamente me parece una barbaridad, por muy costumbre española que sea. Apoyo la prohibición porque me parece un avance contra una salvajada. A mí me gustan los toros, pero en el campo. Fernando Colomo
Parece un asunto de la familia Corleone y de los Balañá. Vulnera totalmente los derechos de los aficionados: ¿por qué hemos de quitarles aquello que les gusta?. En Cataluña no hay tonto alguno que se crea que es una cuestión de amor a los animales. Todos sabemos que es un ataque directo a los símbolos de la españolidad. Ignacio Vidal-Folch
A los jóvenes ya no les interesan las corridas, al final acabarán por desaparecer. Está claro que son y siempre serán un símbolo de identidad de España, pero no hay que olvidar que tienen que ver con la muerte y el maltrato animal. Berta Marsé
Es un tema lo suficientemente importante como para que el presidente del Gobierno se hubiera pronunciado. Se ve que el PSOE desconoce su historia taurina: Indalecio Prieto era un gran aficionado, al igual que muchos exiliados republicanos en Francia y México. Antes era Franco y ahora, estos curas ideológicos. Agustín Díaz Yanes
Los toros pueden gustar o no, pero que un Parlamento prohíba una costumbre arraigada que, además, implica una cierta forma de vida es un procedimiento inquisitorial. Los Parlamentos están para lograr que, dentro de la ley, convivan opciones morales diferentes, no para imponer una moral determinada. No es una medida antiespañola, porque, si bien prohíbe los toros, por otro lado reinventa la Inquisición, lo cual les mantiene dentro de la tradición española más castiza. El ánimo censor ya estaba en el Estatut, una pieza legal maníaca en la regulación de todos los gestos, actos, salidas y entradas de cada uno de los ciudadanos. Fernando Savater
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Nueva actualización (29-07-2010):
No soy aficionado a los toros, pero su prohibición refleja la grave situación que atraviesa el país. Simboliza la tendencia de todos los partidos políticos de acabar con aquello que no les gusta. Es un síntoma de una sociedad represiva, histérica y, en cierto modo, totalitarista. Javier Marías
Mi abuelo era muy aficionado, conozco el mundo taurino, pero nunca me ha gustado. Visto fríamente me parece una barbaridad, por muy costumbre española que sea. Apoyo la prohibición porque me parece un avance contra una salvajada. A mí me gustan los toros, pero en el campo. Fernando Colomo
Parece un asunto de la familia Corleone y de los Balañá. Vulnera totalmente los derechos de los aficionados: ¿por qué hemos de quitarles aquello que les gusta?. En Cataluña no hay tonto alguno que se crea que es una cuestión de amor a los animales. Todos sabemos que es un ataque directo a los símbolos de la españolidad. Ignacio Vidal-Folch
A los jóvenes ya no les interesan las corridas, al final acabarán por desaparecer. Está claro que son y siempre serán un símbolo de identidad de España, pero no hay que olvidar que tienen que ver con la muerte y el maltrato animal. Berta Marsé
Es un tema lo suficientemente importante como para que el presidente del Gobierno se hubiera pronunciado. Se ve que el PSOE desconoce su historia taurina: Indalecio Prieto era un gran aficionado, al igual que muchos exiliados republicanos en Francia y México. Antes era Franco y ahora, estos curas ideológicos. Agustín Díaz Yanes
Los toros pueden gustar o no, pero que un Parlamento prohíba una costumbre arraigada que, además, implica una cierta forma de vida es un procedimiento inquisitorial. Los Parlamentos están para lograr que, dentro de la ley, convivan opciones morales diferentes, no para imponer una moral determinada. No es una medida antiespañola, porque, si bien prohíbe los toros, por otro lado reinventa la Inquisición, lo cual les mantiene dentro de la tradición española más castiza. El ánimo censor ya estaba en el Estatut, una pieza legal maníaca en la regulación de todos los gestos, actos, salidas y entradas de cada uno de los ciudadanos. Fernando Savater
Prohibir los toros atenta contra la libertad. Pere Gimferrer
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Seguimos actualizando (30-07-2010):
Un capítulo del antiespañolismo catalán
Artículos en contra de los toros