Esa era la sencilla -y un tanto melancólica- hoja de ruta de Claude Lévi-Strauss, padre de la antropología estructuralista, fallecido al mismo tiempo que Francisco Ayala, a la edad de 100 años. Dos mentes privilegiadas del siglo XX que se han ido de la mano.
El Estructuralismo, más que una escuela filosófica o científica, es un enfoque metodológico, basado principalmente en las ideas del lingüista Ferdinand de Saussure, que ha influido poderosamente en las ciencias sociales gracias en gran medida a los estudios antropológicos de Lévi-Strauss, autor de libros ya clásicos -casi lugares comunes- en la antropología y la literatura, como Tristes trópicos (1955), El pensamiento salvaje (1963) o Lo crudo y lo cocido (1964).
“El legado de Lévi-Strauss es inmenso. Señaló que en las ciencias sociales humanas no hay verdades definitivas, que cada quien y en cada momento logra un avance en el conocimiento, que ese logro será superado siempre”, comenta el antropólogo Jesús Jáuregui, profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. “A pesar de su gran fama -continúa Jáuregui-, tuvo una postura de modestia y reclamó lo mismo para la antropología y la sociedad occidental. Lo que significa que, en contra de lo que se piensa -que ésta es la mejor sociedad que ha existido en la historia- hay muchas culturas más humildes en términos materiales que son mejores y de las que tenemos que aceptar lecciones".
Veamos algunas ideas, en forma de píldoras, de Lévi-Strauss:
- El mundo empezó sin el hombre y acabará sin él.
- Así como el individuo no está solo en el grupo, ni nadie es la sociedad solo entre los demás, el hombre no está solo en el universo.
- Nada se parece más al pensamiento mítico que la ideología política.
- El sabio no es el hombre que proporciona las respuestas verdaderas, es el que formula las preguntas verdaderas.
- La vida social consiste en destruir lo que le da su aroma.
- Un humanismo bien ordenado no comienza por sí mismo, sino que coloca el mundo delante de la vida, la vida delante del hombre, el respeto por los demás delante del amor propio.
- La ciencia sola no es capaz de responder todas las preguntas y, pese a su desarrollo, jamás lo será.- Nuestro sistema es la medida del absurdo, ya que tratamos al delincuente a la vez como un chico, de modo de tener derecho a castigarlo, y como un adulto, para poder negarle consuelo.
- La humanidad está constantemente al servicio de dos procesos contradictorios: uno tiende a la unificación, el otro a la clasificación.
- La antropología es una disciplina cuyo primer objetivo, si no el único, consiste en analizar e interpretar las diferencias.
(Las negritas son mías, claro)
2 comentarios:
Me quedo con la primera de las frases.
Y "por aquí" preocupados por el cambio climático y otras chorradas por el estilo.
Mentes y vidas apasionantes, que han sido y serán toda una lección:
"- El sabio no es el hombre que proporciona las respuestas verdaderas, es el que formula las preguntas verdaderas."
Ayala y Strauss, dos grandes pérdidas.
Un abrazo.
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