

Uno y otro eran propietarios de patentes que pronto iban a competir con el cinematógrafo. Léon Gaumont tenía la patente del cronofotógrafo de Demeny, y Charles Pathé la de un aparato ideado por Henry Joly.
De formación científica, Gaumont fabricaba aparatos fotográficos e instrumentos de precisión. Después de asistir el 22 de marzo de 1895 a la sesión organizada por la Sociedad de Fomento de la Industria Nacional, donde los hermanos Lumière habían presentado su cinematógrafo, comienza a construir aparatos tomavistas y de proyección, y realiza pequeñas cintas, de las que su secretaria, Alice Guy, asume la dirección, convirtiéndose así en la pionera de las directoras de cine. La primera de estas cintas, bastante infantil, es La fée aux choux. A partir de ahí, Guy aborda argumentos más ambiciosos, sacados del repertorio teatral y literario, o de la historia, como La esméralda (Esmeralda), basada en la novela de Víctor Hugo Nuestra Señora de París, o La Passion. Para la realización de estas películas se habían construido en los alrededores de Buttes-Chaumont unos grandes estudios, y en 1914, gracias a su pericia comercial, Gaumont cuenta ya con cincuenta y dos sucursales en Francia y su marca (la margarita) es ya en todas partes signo de honradez y calidad.

Charles Pathé era muy diferente. Hijo de un pequeño comerciante de Vicennes, había ido a América a probar fortuna y, al no lograrlo, iba recorriendo los mercados y las ferias de Francia con un fonógrafo. Más tarde, dejando el fonógrafo a su hermano Émile, Charles Pathé se hace cargo del aparato de proyección construído para él por Henry Joly y construye un estudio en Vicennes, donde emprende la realización de pequeñas cintas, en nada diferentes a las de los hermanos Lumière y a las de Alice Guy. La actividad del estudio se desarrolla plenamente a partir de la llegada de Ferdinand Zecca. Antiguo cantante de café-concierto y regidor de teatro,
Zecca consigue hacerse imprescindible y se convierte rápidamente en el hombre para todo de la casa; más adelante en director de producción y, por último, en director artístico de la sociedad Pathé Hermanos, cuya marca (el gallo) es conocida enseguida en todo el mundo. Zecca se convierte en el alma de una inmensa empresa que comprende estudios, fábricas de película, talleres de revelado y tiraje, despachos de venta y alquiler de filmes, salas de cine, y hasta un noticiario: el Pathé-Journal, primera manifestación de lo que se llamará la "prensa filmada".

Alice Guy Blaché para la Compañía Gaumont
En 1906, Alice Guy se casa con Herbert Blaché, a quien Gaumont envía a Berlín como representante de su sociedad, y deja los estudios de Buttes-Chaumont para no volver. Herbert pasa enseguida de Berlín a Estados Unidos, Alice le sigue y allí tiene una gran carrera como directora. Aunque antes había conseguido que se entregase a Louis Feuillade la dirección artística de la producción Gaumont, lo que acabaría convirtiéndole en uno de los grandes nombres del cine francés.

Por su parte, Ferdinand Zecca, debido a la actividad cada vez mayor de los estudios Pathé, había contratado una serie de directores, procedentes casi todos del teatro: Albert Capellani, Henri Pouctal, Henri Desfontaines, Georges Monca, Camille de Morlhon, Louis Gasnier, André Heuzé..., alguno de los cuales llegaría a alcanzar cierto nombre. Sin dejar de observar los trabajos de Méliès, cuyos éxitos le quitaban el sueño, y sin abandonar los innumerables pequeños filmes que se comenzaban por la mañana y se terminaban antes de acabar el día, y que llenaban las salas populares y los cines de feria, Zecca dirigió la mayor parte de su actividad a la realización de filmes realistas, a veces de un realismo brutal. El ejemplo más claro es Histoire d'un crime (Historia de un crimen), cuyo desenlace es la ejecución del asesino en la guillotina. La prefectura de policía ordenó la supresión de esta escena, y ahí tenemos la primera manifestación de la censura cinematográfica. Como saben, se sucederían otras muchas, y en casi todos los países.
Gaumont y Pathé sientan las bases de la poderosa industria en que acabaría convirtiéndose el cine. Pero, mientras tanto, ¿qué estaba ocurriendo en otros países?; ¿qué se hacía en España? Lo veremos.
Aunque esa es otra historia y será otro capítulo.
Continuará...