Chuck Berry - The Legend

sábado, 31 de enero de 2009

SERENDIPIAS

Abraham Lincoln y John F. Kennedy
O casualidades de la vida.

Todos hemos experimentado alguna vez, a lo largo de nuestra vida, coincidencias, casualidades inexplicables que nos sorprenden y no sabemos cómo definirlas.

- Serendipias, se llaman serendipias.
- Bueno, vale. Gracias.

La expresión serendipia procede de un cuento persa del siglo XVIII, El príncipe de Serendip. El relato cuenta la vida de los príncipes de Serendip, cuyos conflictos siempre se resolvían gracias a extraordinarias casualidades. De ahí procede el vocablo anglosajón serendipity, que hace referencia a las casualidades improbables.
También se utiliza el término pseudoserendipia cuando el científico, después de estar mucho tiempo investigando un fenómeno sin éxito alguno, obtiene definitivamente la respuesta debido a un suceso imprevisto.


Serendipias famosas hay un montón, pero quizá la más conocida es la que anda circulando por ahí desde hace tiempo de forma recurrente en uno de esos pps: las coincidencias entre la vida de John F. Kennedy y la de Abraham Lincoln.

Veamos:
● Kennedy llegó al poder justo 100 años después que Lincoln.
● Las esposas de ambos presidentes perdieron un hijo cuando vivían en la Casa Blanca.
● El hombre de confianza de Lincoln se llamaba Kennedy, y el del presidente Kennedy, Lincoln.
● Los dos presidentes fueron asesinados por disparos en la cabeza.

● Los atentados se produjeron el mismo día de la semana, el viernes.
● Los dos asesinos nacieron con 100 años de diferencia, John Wikis Booth en 1839 y Lee Harvey Oswald en 1939. Tanto John como Lee fueron asesinados antes de ser juzgados.
● Lincoln fue asesinado en el teatro Ford y la captura de su asesino se produjo en un almacén. Lee Harvey Oswald disparó a Kennedy desde un almacén de libros y fue capturado en un teatro, concretamente el teatro Lincoln de Dallas.
● El coche donde iba el presidente Kennedy cuando le asesinaron era de marca Ford, modelo Lincoln.
● El secretario de Lincoln, apellidado Kennedy, le aconsejó que no fuera al teatro. El secretario de Kennedy, de apellido Lincoln, no quería que el presidente fuera a Dallas.
● Adrew Johnson sucedió a Lincoln y Lindon B. Johnson a Kennedy. Tanto Adrew como Lindon eran demócratas del sur y nacieron con 100 años de diferencia, el primero en 1808 y el segundo en 1908.

¿Sorprendente? También lo es el caso de los Hugh Wiliams:
● El 15 de Diciembre de 1664 se hundió un barco enfrente de las costas de Gales. El saldo fue de 82 muertos y un solo superviviente, de nombre Hugh Williams. 
● El 5 de Diciembre de 1785 se produjo otro accidente marítimo en la misma zona. En esta ocasión murieron 60 personas y como en el caso anterior sólo hubo un superviviente, llamado Hugh Williams. 
● El 5 de agosto de 1860, un barco sufre un naufragio en las costas escocesas. De las 27 personas que van en la embarcación mueren todas menos una. El nombre del superviviente es, cómo no, Hugh Williams. 

Como digo, hay montones de coincidencias históricas sorprendentes que dan lugar a todo tipo de especulaciones esotéricas. No hagan caso, puras casualidades que al final sirven para que se busquen la vida los Iker Jiménez de turno a costa de la credulidad de la gente. Lo que ocurre es que de vez en cuando la vida se pone juguetona y se complace en estas simetrías, en las que seguramente tiene mucho que ver el cálculo de probabilidades, como creía el matemático Warren Weaver:
El simple azar tiende a la agrupación de números. Quizás no podamos predecir que números son los agrupados pero sí al menos detectar la frecuencia de aparición. Si tiramos al aire una moneda un número elevado de veces, comprobaremos que las ocasiones en que sale cara o cruz se igualan. Pero habrá series de caras y cruces seguidas que se distribuirán de manera aleatoria. Solo es cuestión de tiempo que, si seguimos tirando la moneda al aire, la misma distribución de caras y cruces vuelva a ocurrir. Lógicamente este suceso tendrá una probabilidad muy pequeña, pero posible.
Otros, como Carl Jung, pensaban otras cosas. Para Jung toda coincidencia, individual o en serie, es fruto de un principio universal independiente de las fuerzas físicas.

Particularmente, me quedo con la teoría de Weaver.

4 comentarios:

finchu dijo...

Yo también.

Mandevile dijo...

¿Los que no nos llamamos Hugh Williams tenemos alguna posibilidad de escapar a una catástrofe? :-)

Juan Nadie dijo...

Ja, ja, me temo que ninguna.

Anónimo dijo...

BdV
...Cómo molan los razonamientos que desmontan a las cábalas, a las supersticiones.
Fantástico.
Breves