Chuck Berry - The Legend

martes, 27 de abril de 2010

LA BELLEZA DE LOS NÚMEROS

Infografía de Cristóbal VilaTodo en la Naturaleza se resuelve en términos matemáticos. Mejor dicho, todo puede explicarse a través de las matemáticas. Incluso la creación humana más sublime -la música- es pura matemática, como ya sabía el gran Pitágoras.

El vídeo que van ustedes a ver es obra del diseñador, ilustrador e infografista 3D Cristóbal Vila. Nacido en Suiza de padres españoles en 1966, Vila estudió en la Facultad de Bellas Artes de Sant Jordi (Barcelona), especializándose en Diseño Gráfico e Industrial. Actualmente vive y trabaja en Zaragoza.

Nature by Numbers, que así se titula el vídeo, comienza con la Sucesión de Fibonacci (Leonardo de Pisa), una serie numérica en la que cada número es el resultado de la suma de los dos anteriores: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144..., lo que le da pie a diseñar -haciendo una pequeña trampa, eso sí- el caparazón de un Nautilus. Continúa con la Proporción Aúrea...
Pero dejemos que sea el propio Vila quien nos lo explique en su portfolio online Etérea.

Agradezco al amigo José Miguel el envío del enlace.

viernes, 23 de abril de 2010

UN LIBRO Y UNA ROSA. SAN JORGE Y EL DRAGÓN.

San Jorge y el dragón - Paolo UccelloComo todos saben, hoy se celebra en medio mundo el Día del Libro.

El Día del Libro tiene su origen en la Diada de Sant Jordi (Día de San Jorge) que se celebra en Cataluña desde la época medieval. Ese día era costumbre que los hombres regalasen una rosa a las mujeres. Esa costumbre se mantuvo a lo largo de los siglos y desde 1925 las mujeres regalan a cambio un libro a los hombres. A nivel internacional la UNESCO institucionalizó este día (23 de Abril) como el Día Internacional del Libro en 1995, aprovechando la efémerides de la muerte de Cervantes y Shakespeare. También la del Inca Garcilaso de la Vega. Todos los años, desde entonces, se elige una ciudad como Capital Mundial del Libro. El año pasado fue Beirut. Este año le toca a Ljubljana, capital de Eslovenia.

- ¿Un hombre regala una rosa a una mujer, y la mujer un libro al hombre? Perdone, pero esto despide un tufo bastante machista.
- Pues no señor, eso exhala un aroma a tradición y a mito, nada más. Y nada menos.

La leyenda de San Jordi cuenta que un feroz dragón tenía aterrorizados a los habitantes del reino. Quemaba los bosques, se comía el ganado, destrozaba los cultivos... Los regidores decidieron entonces negociar un acuerdo que diera fin a esta sangría. Tras duras jornadas de discusión, llegaron a un pacto que consistía en que todos los días entregarían al dragón una joven para saciar su apetito. Así estuvieron un tiempo y poco a poco el reino se fue quedando sin mujeres jóvenes. Para evitar problemas, se hacía la elección de la chica mediante sorteo. Un día, la suerte quiso que fuese la hija del rey quien debía ser entregada al dragón. La dejaron en el lugar señalado y al cabo de un rato el monstruo apareció y cuando se iba a comer a la doncella, un caballero que montaba un caballo blanco atacó al dragón. Ambos estuvieron peleando largo rato y en uno de los lances del combate, San Jorge (Sant Jordi), que así se llamaba el caballero, clavó su lanza en el vientre del dragón, matándolo en el acto. De la herida comenzó a manar sangre, que en contacto con la tierra, se convirtió en rosas.
San Jorge cogió una de aquellas rosas y se la regaló a la doncella, que la llevó al pueblo entre grandes muestras de alegría. 

viernes, 16 de abril de 2010

DURACIÓN DEL ESPANTO

Manuel Alcántara - Daniel Quintero
Hace tiempo que vengo queriendo hablar del viejo y sabio poeta y articulista Manuel Alcántara, pero no encontraba la ocasión. Como últimamente me apetece más bien poco trabajar en los blogs (bastante tengo con mi trabajo habitual), dejaré que el propio Alcántara hable por sí mismo a través de un extraordinario artículo que hoy publica El Diario Montañés, y que define de forma elegante situaciones que se están viviendo ahora mismo en este pobre país.

Estaba siendo joven, quiero decir que tenía menos de treinta años, cuando le oí decir a don Gregorio Marañón, como dándolo por sabido: «teniendo en cuenta que las guerras civiles duran un siglo»... Luego siguió hablando de otras cosas apasionantes, pero siempre con más sosiego que pasión. Jamás he olvidado aquel inciso.
Hacen falta tres generaciones para que el piadoso olvido establezca su inexorable gestión. Aunque soy muy malo para los números, creo que los españoles tendrán que aguardar a 2036 para cambiar de conversación.
Es curioso que la Historia, que registra una de las formas en las que pudieron suceder las cosas, precisamente en las que sucedieron, tenga tantas versiones. Así se escribe y así se borra.
Sus intérpretes tienen todos razón, pero lo hacen de manera muy poco razonable. Si un marciano se diera una vuelta por España, no sé para qué, para ir al Corte Inglés o para comprobar si han conseguido suprimir las corridas de toros, creería que esto es un gigantesco manicomio. Los frenópatas se mezclan con los curanderos y hay quien quiere asegurarse, mediante un certificado, de que el llamado Generalísimo está muertísimo. Otros reciben refuerzos de dementes del exterior, como si aquí no fuéramos capaces de cargárnoslo todo, incluido el Supremo, por nuestra cuenta.
Curiosamente hay personas a las que les preocupan otras cosas y están contentas porque han desconvocado la huelga de futbolistas.
Los locos por el fútbol se salvan de la locura general, pero hay que reconocer que don Gregorio tenía razón. Por algo aquel español egregio tuvo que exiliarse durante una temporada, después de intentar en vano explicarnos que el liberalismo es una conducta y que no hay que descartar que quienes piensan o padecen lo contrario, no tengan razón. O sus razones.